Corona o Virus

Fecha de publicación: 30 Mar 2020

Hola,

Soy Mariló López Garrido.

Ayer vi un video, que me envió una ONG amiga, de una tortuga apresada, enterrada literalmente en redes y plásticos, que apareció a la deriva en una costa. Necesitó la ayuda de 5 personas para liberarse. Esa impactante imagen rebotó en mi pecho y por un segundo una frase emanó de mi pecho:

Nosotros somos el virus del planeta.

El virus CORONA (La Corona es el símbolo de la sabiduría. Está en la cabeza de aquellos que están preparados para guiar a otros. Significa pulcritud, honradez, igualdad, protección, discernimiento, justicia…). La Corona es el chacra que está en la parte superior de la cabeza, en la coronilla, y nos conecta con Dios La Creadora, con el universo, con el cosmos, con lo invisible, con lo intangible que todo lo dirige, con la semilla de toda creación.

Llegó el momento de conectarnos directamente, sin intermediarios. Llegó el momento de pasar de la Religión (que etimológicamente significa Re- Ligar, es decir, volver a unir), a la espiritualidad, porque nadie puede unirte a Dios La Creadora, nadie puede traducirte sus caricias, sus mensajes, su sabiduría, sus correctivos. Tu conexión es tuya.

En este movimiento de miedo colectivo, tenemos un antídoto delante de nuestras narices que es anterior al virus, y ese antídoto es la Corona, palabra repetida millones de veces a lo largo del día. Corona, conexión con lo superior. En este momento, la clase política, que está a tu servicio, depende más que nunca de ti. Si nosotros no actuamos consciente y correctamente, con responsabilidad y generosidad (la palabra generosidad comparte su raíz con la palabra GEN y el GEN es común a toda la humanidad), el mundo se verá invadido por un virus “Corona”.

¿Con qué parte quieres quedarte de este nombre propio? ¿Con la parte que te da poder, La Corona? ¿O la parte que te deja sin defensas, Virus?

Cuando ayer vi esa tortuga gigante entregada a la muerte con toda su belleza y su majestuosidad, vi también unas imágenes de unos niños desnutridos en África. Quiero recordaros que ayer día 21 de Marzo todos nos quedamos impactados porque en Italia murieron 793 personas en un sólo día. Impactados porque podíamos ser cualquiera de nosotros, pero también quiero informaros que ayer murieron en África 8.500 niños por desnutrición. Esto nos impacta menos porque no podríamos ser cualquiera de nosotros. Al ver esas imágenes, sentí que nosotros somos el virus.

El virus es simplemente una materialización microscópica de la falta de conciencia, de compasión y de humanidad que tenemos los seres humanos. Sólo ante el miedo, ante la enfermedad y la muerte, nos hemos parado y al pararnos podemos no sólo mirar, podemos, quizá por primera vez, VER, ver lo que hemos estado haciendo con nuestra madre la Tierra.

También con nuestra madre, la que nos parió, con nuestros hermanos los animales que tratamos como si no sintieran, que confinamos y trasladamos con tremendo sufrimiento y angustia para luego comérnoslos (por cierto, todas las pandemias, o casi todas, vinieron de los animales que nos comemos, no conozco ninguna pandemia que haya venido de plantas ni de lechugas). También con nuestros hermanos con los que pasamos la infancia. Con la vida que llevamos, con dar por sentado un “te quiero”, un “me importas”. Con ganarle tiempo al tiempo. Qué absurdo es todo. Qué poco necesitamos… ¿Será que cuando termine esta oportunidad seguiremos igual?

Este virus nos está permitiendo ponernos en el lugar de la víctima.

Ver las muertes del ahora continente privilegiado, África. Todos quisiéramos emigrar allí con nuestros yates para que el calor acabe con el virus. Ahora podemos ver esos miles de animales que murieron calcinados en Australia y sentir su angustia, su falta de oxígeno. Ahora podemos ver al pueblo de Palestina, oprimido y asfixiado por el virus del territorio propio, como si la tierra le perteneciera a alguien. Ahora podemos VER porque estamos parados, a esas miles de personas que huían de la muerte en un sueño que llamaban Europa, pero no contaban con el Europeo que durante siglos emigró a una América Latina que lo acogió. No contaban con el europeo que, como sucedió en la etapa de políticas discriminatorias de Salvini, no dio auxilio a los apestosos africanos, “esos desgraciados”, así les llamaba, apiñados en barcos durante semanas, y avalado ahora por el Tribunal Europeo de Derechos humanos. ¿Pero qué hemos hecho? “Esos desgraciados” de Salvini ahora son los italianos y nadie quiere entrar en su país a través de las costas.

¿Será un asunto de mala suerte esto del corona-virus o quizá el universo tiene sus propias leyes de equilibrio?

La vida nos susurra amorosamente, y no la oímos. Nos habla, y no la oímos. Nos grita y no la oímos… hasta que finalmente nos zarandea y enferma, porque solo ante la muerte todos somos iguales y lo que no aprendemos estamos destinados a revivirlo una y otra veza.

Yo soy el otro y el otro soy yo. Somos cubos de hielo con forma de estrella, de bombilla, de dinosaurio, de lapicero, cubos de hielo en la ilusión de ser especiales, distinto al otro, con fronteras y propiedades. Pero ahora que buscamos esos grados de calor que maten al virus, nos derretiremos y formaremos parte de un mismo mar, y el negro africano será el blanco europeo y el latinoamericano que viene a quitarnos los puestos de trabajo, será el político más patriota de todos que mata con sus anticuerpos españoles a los malditos virus chinos.

Y aquel que construye muros de separación se derretirá con sus hamburguesas y propiedades y se unirá a los mulatos Aztecas, tantas veces despreciados.

Y el maltratado será la maltratada; y esa tortuga ahogándose en los tentáculos de la inconsciencia humana, será cada uno de nosotros intentando liberarnos de las redes del conformismo, la injusticia y la desigualdad.

¿Qué prefieres ser, tu propia autoridad o que otro dirija tu vida?

¿Cómo vas a contribuir con tu pequeña acción en resolver este gran conflicto?

¿Por qué conformarte con CUIDAR SOLO TU pequeña casa cuando en realidad el planeta entero es tu casa?

¿Qué prefieres ser corona o virus?